15/03/2022
Queridas estudiantes,
Tenemos una misión: ser arquitectas en el siglo XXI.
Aquí van una serie de observaciones que me gustaría compartir especialmente con vosotras, aunque esta no es una carta excluyente, todo lo contrario. No nos mires, únete.
Primera observación: EL LENGUAJE SÍ IMPORTA.
Un día, siendo estudiante, escuché en la radio a una abogada hablando de como durante cincuenta años de carrera profesional había corregido diariamente con un rotulador la –o de abogadO en la placa de entrada a su despacho. “Pero… -le preguntaban- por qué no cambió usted la placa?”. “Porque me gustaba llegar a trabajar e iniciar el día recordando lo que ese pequeño gesto significaba”.
Esto me hace pensar en como las primeras veces que fui a obra, observaba lo que costaba asumir que yo era la arquitecta: la aparejadora, la secretaria del arquitecto, la becaria, ETC, se oía; en la cansina puesta en cuestión sobre la corrección lingüística del término “arquitecta”; en lo de borrarnos en prensa como coautoras de obras citando solo a los arquitectos… El anecdotario sobre invisibilización es abundante.
Segunda observación: MACHISTAS, LAS FOTOS OS DELATAN.
Decía recientemente la vicepresidenta Nadia Calviño: “No voy a hacerme una foto en la sea la única mujer”, refiriéndose al juego perverso de contar con UNA profesional para la imagen en medio de un grupo numeroso de señores en aras a justificar lo feministas que son.
Ahora me entretiene analizar los listados de los workshops, grupos de trabajo, tribunales académicos, etc. (si hay foto, más) en los que no hay mujeres o hay una en un largo listado (yo misma, a veces). Fijaos. De todas las explicaciones para justificar estas situaciones, mi preferida es la de: “Están los mejores”. Claro…, para una sociedad medieval, probablemente.
Tercera observación: NO, NO DA IGUAL. TENEMOS UNA RESPONSABILIDAD.
En el año 1906, la sufragista británica Lavena Saltonstall fue detenida violentamente en una marcha reivindicativa hacia el Parlamento de Londres. Llevada ante el juez, ella sólo repetía esta frase: “El agente de policía opuso resistencia mientras yo cumplía con mi deber”.
Ser arquitectas hoy, creo yo, requiere ser conscientes de la responsabilidad que esto conlleva con nuestra sociedad. Los estudios feministas han visibilizado que hay referentes en contextos previos que nos han allanado el camino. En la actualidad, ya es una evidencia que nosotras estamos jugado un papel determinante en la puesta en valor de la profesión más disciplinar y, especialmente, en la apertura a numerosos campos que la enriquecen, construyendo una profesión sensible a los retos de una sociedad contemporánea.
Queridas estudiantes, vosotras ya no tenéis nada que demostrar, que no os engañen, pero sí mucho que hacer. Aquí estamos y, si se tercia y la historia se repite, nos vemos en la hoguera.
Afectuosamente.