Es importante establecer un método de bloqueo de pantalla para proteger el acceso al teléfono móvil corporativo.
Los sistemas más recomendados son el PIN de 6 dígitos o la autenticación biométrica, como la huella dactilar o el reconocimiento facial.
Además, debes configurar un tiempo de bloqueo automático corto (preferiblemente entre 30 segundos y 1 minuto) para que el dispositivo se bloquee automáticamente tras un período de inactividad. Esta práctica previene accesos no autorizados en caso de pérdida o robo del dispositivo.
Las actualizaciones de software no solo añaden nuevas funciones, sino que también corrigen vulnerabilidades de seguridad. Es fundamental que tanto el sistema operativo como las aplicaciones instaladas en el teléfono móvil corporativo estén siempre actualizadas a la última versión disponible.
Evita descargar aplicaciones de tiendas no oficiales o enlaces desconocidos. Las aplicaciones no verificadas pueden contener malware diseñado para robar datos confidenciales o comprometer el sistema. Limitar las aplicaciones instaladas a aquellas estrictamente necesarias también ayuda a reducir riesgos.
El cifrado de datos protege la información almacenada en el dispositivo al convertirla en un formato ilegible sin la clave de descifrado adecuada. La mayoría de los teléfonos modernos ofrecen la opción de cifrar automáticamente el contenido del dispositivo; asegúrate de que esta función esté habilitada.
Evita el uso de redes Wi-Fi públicas y abiertas, ya que pueden ser un medio para que atacantes intercepten la información transmitida. Siempre que sea posible, utiliza una red privada virtual (VPN) para asegurar las conexiones. Del mismo modo, mantén desactivadas funciones como el Bluetooth y la geolocalización cuando no se estén utilizando.
Las copias de seguridad garantizan que la información crítica pueda recuperarse en caso de pérdida o daño del dispositivo. Se recomienda realizar copias automáticas y almacenarlas en una ubicación segura, como una solución de almacenamiento en la nube corporativa.